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Las tarjetas de crédito y débito son la forma de pago más utilizadas en nuestro día a día. Conforme va pasando el tiempo, cada vez son más utilizadas en España donde aún existe la costumbre de pagar los pequeños gastos en efectivo, mientras en otros países las tarjetas se utilizan para pagar hasta un simple café o la barra de pan. Aún así, hay en nuestro país más de 75.000 tarjetas en circulación de las cuales dos terceras partes son de crédito.
Elegir una buena tarjeta es fundamental en función del uso que le vayas a dar ya que cada tipo de tarjeta tiene una u otra ventaja y está enfocada a un determinado público.
Para que no te equivoques en tu elección, nosotros te vamos a mostrar los que en nuestra opinión son las mejores tarjetas de crédito y débito a día de hoy.
Lo primero que hay que saber es qué son. Pues bien, podemos decir que son unas tarjetas bancarias que funcionan como medios de pago. En concreto, vienen a sustituir al dinero en efectivo, fundamentalmente. Básicamente podemos determinar que son emitidas por una entidad financiera o banco y su aspecto es el de un rectángulo de plástico.
En concreto, varias son las funciones que se pueden llevar a cabo con las mismas, entre las que podemos destacar las siguientes:
Se convierten en un medio para poder hacerle frente al pago de un artículo o bien al pago de un servicio del que se ha disfrutado. De ahí que sean útiles para adquirir la compra de una prenda de vestir en una tienda o de abonar la cuenta del restaurante en el que se ha estado comiendo, por ejemplo. Eso sin olvidar que también se pueden emplear para esas mismas funciones pero vía online.
De la misma manera, hay que exponer que también permiten a sus dueños el poder acceder a un cajero automático y poder sacar el dinero que necesite.
No solo es importante conocer qué es una de las tarjetas que estamos abordando sino también cuáles son los elementos básicos que le dan forma a la misma. En concreto, en ellas, que son de plástico y que tienen unas dimensiones de 85,60 milímetros x 53,98 milímetros, cobran especial relevancia estos datos:
La identificación de la entidad emisora de la tarjeta, que suele aparecer en la zona superior.
Un microchip, que contiene los datos de la propia tarjeta y del portador y que permite que pueda ser utilizada convenientemente.
El nombre y apellidos del titular.
El mes y el año de caducidad.
El número de la tarjeta. Este se compone de varios dígitos que hacen referencia al tipo de tarjeta, identificación de país y emisor y el código interno de la entidad de asociación de la tarjeta al cliente.
Todos estos elementos, aparecen en la parte delantera de la tarjeta, que incluso se puede personalizar, si así lo desea el titular, con algún motivo, escudo o fotografía en concreto.
No obstante, en la parte trasera se encuentra tanto la firma del titular como lo que se conoce como código CVV de la tarjeta. Este, también llamado Card Verification Value, es un elemento de verificación que sirve para confirmar que quien la está usando es su verdadero dueño y la tiene en su poder.
Por regla general, ese código se compone de tres números y es muy habitual que se solicite en las compras online. Se recurre a pedir el mismo para evitar que alguien que no la tiene en su mano y que no es su propietario pueda hacer uso de ella.
Asimismo, es habitual que en el reverso de la tarjeta se incluya tanto la dirección web de la entidad financiera en cuestión como también el número de teléfono que tiene para atender a sus clientes.
Varios son los tipos de tarjetas que existen. No obstante, básicamente dos son los grandes modelos que usa la mayoría de la población:
La tarjeta de crédito, que es empleada de manera muy frecuente como método de pago. Tiene la particularidad de que cuando se usa como tal, la cantidad en cuestión no es abonada de manera inmediata por lo que es el dinero del titular. Y es que este paga a crédito lo que significa que financia su compra y luego, en la fecha de vencimiento, deberá hacerle frente a ese importe y a los correspondientes intereses que se hayan generado.
La tarjeta de débito, por otro lado, tenemos que exponer que funciona exclusivamente con el dinero que posee el titular en la cuenta asociada a aquella.
Para que te pueda quedar mucho más claro las diferencias entre ambas podemos estructurarlas de la siguiente manera. Toma nota:
El método de pago. Sin lugar a dudas, la más notable diferencia entre ambas hace referencia a este aspecto. Y es que, como hemos mencionado antes, en la tarjeta de débito el pago se hace directamente a la cuenta de su titular y al dinero que tiene en esta mientras que en la de crédito no.
La de crédito se puede utilizar incluso aunque no haya fondos en la citada cuenta porque el titular abonará el importe del pago y sus correspondientes comisiones en la fecha de vencimiento establecida. En concreto, las de crédito cuentan con dos modalidades de pago fundamentalmente: pago fraccionado, que permite devolver el dinero gastado a través de cuotas mensuales, y el pago total a final de mes o principios del siguiente.
Los límites. Partiendo de lo esgrimido en el punto anterior, podemos establecer que mientras que la de débito sí tiene límites para ser usada, el dinero que hay en la cuenta, en la de crédito no existen en líneas generales.
Los intereses. En esta lista de aspectos que las “separan” tenemos que establecer que los intereses son otros. Sí, porque mientras es realmente raro que existan en las tarjetas de débito, sí los hay en las de crédito. En concreto, esos intereses son los que establece la entidad bancaria al titular por haber fraccionado pagos o por haber podido retirar dinero.
La financiación. Otra notable diferencia entre las tarjetas que nos ocupan es que en la de débito no hay financiación de ningún tipo, porque al pagar el importe se carga directamente en la cuenta, y en las de crédito sí existe. Claro y es que están permiten al titular el financiar sus compras y poder pagarlas a plazos ya que se adquieren productos o servicios sin abonarlos en ese momento desde la cuenta.
Por supuesto, aunque estas son las más utilizadas, no podemos pasar por alto tampoco la existencia de las llamadas tarjetas prepago, que están consiguiendo una gran relevancia en los últimos años para llevar a cabo, sobre todo, compras online. De las mismas podemos destacar que funcionan de manera similar a las de débito salvo con la diferencia de que el dinero para pagar no se obtiene de una cuenta. Y es que esas ya poseen un dinero que ha sido recargado previamente por su titular. De ahí que no pueda gastar más de lo que ha “añadido”.
Como decíamos han conseguido ser las preferidas de quienes compran mucho por Internet porque ofrecen una gran seguridad por varios motivos:
No tienen ninguna cuenta asociada. De ahí que si se extravían o alguien las roba no hay que temer por el dinero que se tenga en la citada cuenta.
El dueño de la tarjeta la va recargando puntualmente cuando tiene que realizar una compra y tras esta vuelve a quedarse a cero euros. Por eso, se evita que si una persona ajena la roba o pretende usarla de manera fraudulenta pueda conseguir emplearla.
Una vez que has podido conocer las principales modalidades de tarjetas que existen, es interesante que procedas a descubrir los pros y contras de esas. En este caso, de las de crédito.
¿Qué te parece si comenzamos por las ventajas? Aquí tienes las más significativas:
Tarjetas de Credito
Si importante era conocer los pros y contras de las llamadas tarjetas de crédito, también lo es descubrir los aspectos a favor y en contra de las de débito. Y es que esta es la mejor manera posible que existe de poder tomar una decisión acerca de cuál se desea solicitar en la entidad bancaria correspondiente.
¿Te parece que comencemos por sus ventajas? Pues estas son las más significativas sin lugar a dudas:
En pro de que puedas conocer a fondo las tarjetas, para así tomar una decisión respecto a si te son necesarias, debes saber qué puedes hacer con las mismas. Con esto queremos decir a cuáles son las operaciones más habituales que puedes llevar a cabo con esas. Nos estamos refiriendo a acciones tales como estas:
Por supuesto, otra de las operaciones más importantes que se realizan con las tarjetas es sacar dinero del cajero automático. Eso sí, como hemos visto, hacerlo con una de crédito o con una de débito trae consigo sus “consecuencias” en cuanto al coste que eso supone.
Recargar el teléfono móvil, realizar transferencias e incluso pagar recibos son otras de las acciones que se pueden acometer con absoluta facilidad gracias a estas tarjetas que nos ocupan.
Eso sí, no hay que olvidar que ahora tanto pagar compras en tiendas físicas como sacar dinero del cajero se hace mucho más fácil aún gracias al sistema Contactless que ofrecen algunos bancos y sus tarjetas. Básicamente permite abonar productos o retirar una cantidad en efectivo simplemente acercando la tarjeta por el terminal correspondiente.
En apartados anteriores hemos apostado por conocer a fondo los pros y los contras de las dos principales tipos de tarjetas existentes, de crédito y de débito. Y ahora lo que queremos abordar es las ventajas y también los inconvenientes que trae consigo hacer uso de las citadas.
¿Te parece que comencemos por las citadas ventajas? Estas son las más significativas. Toma nota:
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